Ruido de sables

Antonio Sánchez Marrón
4 min readFeb 24, 2021

En ocasiones, cuando paseo por Madrid, a la altura del intercambiador de Moncloa, encuentro uno de esos carteles que encabezan el dibujo en vertical de un edificio. Sus letras son rojas, con una extraña tipografía de las que parecen no llevarse en estos tiempos de impactos inmediatos y visuales instantáneas. Ante las que hay que detenerse, igual que el tiempo se detiene ante los momentos que pasan a las páginas doradas de la memoria. A la izquierda de una palabra, mutada en mágica, una especie de dolmen de color verde. En rojo, Galaxia.

Una cafetería en cuyas mesas, un noviembre de 1978, se gestaba lo que algunos han denominado “régimen del 78” y otros han utilizado para armar un relato en torno a la figura indeleble, como pilar social, de la democracia unida a una monarquía defendida por propios y extraños. Hoy día, la cafetería Galaxia y aquellas mesas donde el teniente coronel Tejero, Sáenz de Ynestrillas, Vidal Francés, Rodríguez Solano y el capitán Alemán Artiles urdieron el plan para provocar la extinción del gobierno elegido en las urnas apenas dos años antes ha terminado siendo víctima del caníbal mordisco de un dinosaurio moderno a quien los restos de la historia le importan poco menos que un bledo: el capitalismo ¿gastronómico? Pasar por lo que un día fue la Galaxia es contemplar hoy las puertas y cartelas de nada menos que un Taco Bell. El chiste se hace solo.

Yo, que poco sé del 23-F más que lo que mi madre me contó hace ya algunos años, siento una perversa fascinación cada vez que me sitúo en el semáforo en rojo apostado justo enfrente de aquel edificio y espero un turno de paso mientras levanto mi cabeza y observo aquellas letras verdes. Allí espero a que el tiempo pase. Pero todo parece detenerse. Mi madre, en aquel 1981, vivía en el Paseo de Extremadura. A pocos metros de lo que se conoce como Campamento. La boca del lobo. Pasó miedo, recuerda siempre que se le habla del tema. «La noche de los transistores, ¿verdad?», me decía cuando le preguntaba cómo pasó aquellas horas. «La radio solo emitía música militar. Llamé a mi hermana. Y me dijo que colgara, que los teléfonos estarían intervenidos». Nunca supimos si mi tía era la señora esposa de Tejero o el famoso “elefante blanco”, que, parece ser, resultó ser Alfonso Armada. Ningún parecido con mi tía, todo sea dicho. Por aclarar. Lo cierto es que aquella noche solo pudo echarse a dormir y esperar a que todo pasara.

Años después, mi fascinación se vuelve material cuando llega a mis manos un ejemplar de una de las obras de un autor que yo conocía de oídas. Aquel libro se titulaba Anatomía de un instante. ¿El escritor? Javier Cercas. Un libro que leí (o, mejor dicho, devoré) en un viaje Madrid-Badajoz y en los ratos de enlace entre un autobús y otro hasta llegar a mi destino. De la mano del escritor, por cierto, extremeño, alcancé el culmen de mi fascinación. Lecturas de todo aquello que llegaba a mis manos que tuviera que ver con la conversación en la Galaxia, con la compra de los autobuses por parte de un Tejero que los adquirió con una herencia de su señora, con la narración de Iñaki Gabilondo años después de lo que para él supuso el escuchar el ruido de los pasos de los soldados irrumpiendo en las instalaciones de RTVE. Como los dobles de Franco cuando salía de El Pardo, esa sensación de estar siguiendo las copias del mensaje televisado de Juan Carlos I, grabado a las 21:30 y emitido algo más de cuatro horas después, cuando media España dormía y la otra media no tenía ni pajolera idea de qué se encontraría la mañana del 24 de febrero.

El documental Operación Palace terminó por encender mi curiosidad. Fui uno de aquellos que, al empezar, creyeron todas y cada una de las ideas que allí se lanzaban. Que si el aparato blanco detrás del rey, que si José Luis Garci. Vaya usted a saber. Todo ello hasta que se supo que la realidad era más inaudita que la ficción. En todo esto, y como diría Javier Cercas en TVE, hay mucha mitología, palabras y hechos que construyeron el mito fundacional de la democracia española reciente. Nada de todo ello se sabrá hasta el momento en que, allá por 2031, se desclasifiquen los archivos (y no todos, que algo se guardarán) que tienen que ver con Armadas, duques de Ahumada, elefantes blancos y pactos sobre un capó. Más allá de todo el mito. Más allá de la anatomía de aquel instante. Y mientras, quien esto escribe, apostado frente a esas letras verdes tras el intercambiador de Moncloa observando las puertas de un Taco Bell mientras la silueta de una misteriosa musa desconocida me observa, partiéndose de risa.

La historia, que es así.

Fotografía portada: RTVE

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Antonio Sánchez Marrón

“Relating a person to the whole world: that’s the meaning of cinema”. (Andrei Tarkovsky)